La vida es un nudo que se aprieta buscando inútilmente desanudarse. Un privilegio cósmico que siempre nos será negado. Se puede buscar una espada que lo corte y que haga la tarea mas fácil, pero eso no ocurrirá nunca. Quizá por eso es mejor idea invitar a Martha Canfield , académica, ensayista, poeta y albacea de Jorge Eduardo Eielson, el mayor nudo que conoceremos. Nos cuenta de su amistad con el poeta y artista visual por más de cuarenta años en Italia, de la relación fraternal de Eielson con Michele Mulas, de sus cartas a la NASA, pero sobre todo de su manera de jugar con el arte como quien juega con la vida en la orilla de las estrellas. El dato Rosa -asumiendo el ecopresidio de Rosa Espinoza- llega cargado de misticismo y una sabiduría costurera que no le conocíamos. Hace nudos desde su amor por la tierra y los desanuda tejiendo consejos para unir poemas rotos. En Poesíasinvergüenza, recibimos desde Ibagué, Colombia el poema de Paula Guevara de quien no sabemos mucho, excepto que nos dejó pensando con su texto donde se queman bibliotecas irresponsables maullándole a la luna. En la bitácora ruculista nos declaramos quipucamallocs y nos anudamos la pena de no haber sido suficientes, y no saber atar ni las zapatillas maratónicas de las madrugadas, el destierro o el desamor. |
Poesíasinvergüenza
Amor litológico
compañero metamórfico,
fuerzas físicas extremas, variables unificadoras
creadoras de la morfología y la fisionomía.
Elementos químicos moldeadores alquimistas del calor,
constelación geológica antropocéntrica,
recibirte en la mano como el más digno de los regalos,
modificado por los movimientos marítimos.
Apogeo de la lanza de mi corazón: Cinque Terre.
Apego enfundado en el telar incaico
de un aquelarre isleño cordillerano.
Se celebra la pantomima del león,
triste por responsabilizarse de sus propios actos.
Sus libros arden en la hoguera de su mente,
¡mi biblioteca! llora acongojado mientras le maúlla a la luna.
Paula Andrea Guevara Ochoa
Ibagué, Colombia