Ana Mora Estrada

Santiago 2002

Poeta nacida en Chile, de madre y padre ecuatorianos. Estudia Literatura Creativa en la Universidad Diego Portales. Ha participado en talleres y crusos de escritura dirigidos por Alejandra Costamagna, Ivonne Coñuecar y Alejandro Zambra. Publicó el poema «Muda» en la antología Historias Confinadas (2020).

cuenca

abre un espacio en tus manos
abre un hueco en tu piel
abre tu boca
tu camisa
tus costillas
cava en ti mismo un plato hondo
donde servir las frutas y la miel
vierte en ti mismo el caldo y la carne
cava en ti mismo
un vacío en tu pecho
en tu vientre
entre tus piernas
cava una ciudad
conviértete en montaña
sumérgete en las profundidades del músculo y el hueso
palpa dentro tuyo
y ahueca tu mano para recibir
las semillas de los que serán árboles
y ríos y valles
las semillas de lo que será cemento
y petróleo y ciudad
las semillas de lo que serán nubes
y smog y balas
las semillas de lo que será la gente
encerrados en ese hoyo de carne
vagando entre las calles
llenándolas con lo que no pueden ver
imagina una ciudad
que no conozca el mar
rodeada por tus huesos
imagina unas manos
abriéndose paso por tu cuerpo
imagina un animal
comiéndose tu cuello
imagina que cierras los ojos
que eres semilla, smog y ciudad,
que eres ciudadano del hueco
que eres cadena de montañas
imagina que eres cuenca
vacía y capital.

yo no soy la misma

me acurruco dentro de mí misma
me envuelvo dentro de mi sangre
como si fuera el agua
que cae
dentro de la ducha
palpitando contra el suelo,
como una canción
que nace desde mi estómago y sube hasta los dedos
y cambio de color
según eso que siento en mi pecho
en mi cuello
en mi muñeca
cuando presiono mis dedos
y examino los pliegues de mis nudillos
para que me cuenten lo que esconden
y repaso los colores de mis venas
de mis piernas
y mi pecho
y mis hombros
me miran
mi ombligo
me mira
el pelo que crece entre mis pliegues
me mira
y sé que no soy
el mismo cuerpo que fui ayer
porque reconozco en mí
eso que ya no está
pero queda
a veces
cuando miro mis lunares
y me deslizo entre las baldosas
como si flotara
envuelta en un halo brillante
mi cuerpo se desarma en fragmentos
me deformo ante la luz
ante las curvas
ante las gotas pegadas en el espejo
soy una culebra
soy un animal
soy un cuerpo de mujer
soy el cuerpo de un cóndor
que vuela por la cordillera
y se mira a sí misma
contra la nieve.