Ya saí que yo ya me voy ya
Las campanas suenan y se van a caer
Porque siento el acero mordiéndome el
Deo
Porque siento que quiero el fruto en
Ello
Porque la cosecha ya me la hice por dentro
Porque el regadío fue pura costra
Y mi fábula errante, esa que se constituye
De abismo, puente y cielo
No funciona con la misma lógica
Que hace algunos años,
Busqué mi embarcación de embanderada
De epopeya yuxtapuesta con el pirateo
De mi sueño trémulo terciana
Siendo la batalla contra la idolatría mítica
Un padecer en el barrio Chino
Tirándome endebajo de un camión
Muleteándome la anochecía dialéctica
Cada vez que veo relampaguear
Vespucio me escondo en el ruco
Sollozando por haber perdido a mi kalypso.

Haciéndose los días lluviendo
Lluviéndose los días
Aparecen hilos blancos en
Una calle embarrada
Que pespuntean la lápida
Como si deletéreamente el
Perecimiento
Bordara el pueblo de mierda
Siendo el cementerio la única
Institución que se inscribe a
Porfía
Como el punto de partida para
Recorrerlo,
Bocinazos y guaracha
Circunsaltan
Un pueblo de mierda
Hinchados los sonidos
Explotan en el croar
De la ciénaga
Haciendo sobresaltar a un
Anciano
Que rememora aguijoneando
Su paso por Lota
Perdiéndose en el logos de su
Memoria
Que se abre en un trayecto de
Unas palmas y media
Culiando fúnebre
Desesperado como perro con
El chófer contando
Se incinera y se marchita,
La guaracha sigue
Aguijoneando y desdibuja la
Lluvia
El Q.E.P.D. de los parabrisas memorias
Que enfundan la muerte lápida
Inscrita en la frente de aquellos
Que van arriba de un colectivo.