El ruculismo supone cierta experticia en los intrincados dominios de la psicología. Con maestría y profundidad hemos hecho un análisis lacaniano postestructuralista y envidioso de la fama en la poesía. La extraordinaria poeta chilena Elvira Hernández, inmune a la tentación de la fama, nos aconseja sabiamente que no nos metamos humo en el seso buscando a tropezones reconocimientos frívolos. En Poesíasinvergüenza, Carlos Figueroa Parada nos envió su poema a palabradepoeta.com para nuestro críptico análisis. La Bitácora ruculista es, tenemos que decirlo, una joya de la taxonomía: reconocimos ocho razones inconscientes y oscuras por los que los y las poetas anhelan la fama. |
Poesíasinvergüenza
De la última vez que me vi
ni me acuerdo.
Creo que iba pal cerro,
Iba subiendo lento.
Las llantas de mis pies salpicando sangre ácida y el suelo erosionado esperando ansioso mi caída.
Pasaron años luz para poder encontrarme.
Mis muelas ya no masticaban carne.
Las palabras ya no eran necesarias y wallmapu ya no era depredado por los mamíferos del dinero.
Entre tanta paz y preciosa libertad mis sombras se fueron con la bruma. Al escampar me vi reflejado en el lago infinito del cielo.
Al identificarme corrí horrorizado,
estrangulado por la deuda del quehacer cotidiano, identificado por todos los basiliscos.
Al final del camino, un acto volitivo.
Seguir más allá de las matas de tilo, seguir clandestino entre un muro
de tiempo y cemento.
Carlos Figueroa Parada- Chile