
Manuel Boher
Santiago 1999
Es autor de Publiguías (2021). Ganó el Premio Roberto Bolaño (2020). Además, realiza música ambiental y editó un LP con el sello ruso Global Pattern.
Abriendo una caja de broma
En los guantes de un actor que llena baldes, en árboles
que flamean sobre la bencina, donde vuelan las gallinas
hacia las horas libres, con dientes de vaca y verduras
entre paquetes de tiza
Granos de escoba sobre mis brazos blandos, pasteles
albinos entre la basura de una escuela derribada y ropa
que flamea encima de actores y manos hundidas en el
agua de una olla
Hay que prepararse para cuando la mandíbula del cielo
venga a toser bajo nuestra ventana, con una luz celeste
y cegadora que mana de palomas con alas batientes,
para cuando se oxide la propina dentro de las alcancías
Como un reloj hecho con huesos de pollo, como una
hebilla que cierra la tela dejando tras nosotros el hermoso brillo de los camiones
Una piedra que ustedes llaman oro por ejemplo
Una piedra que ustedes llaman oro por ejemplo
He visto como gatea en la guardilla una risa que estuvo
entre nosotros un tiempo
Y una regadera que se calienta sobre un cofre con ranas
y agua cada vez más pobre
Contra una enfermedad en el embalse y el color blanco
de quienes lavan ropa sobre la frescura del barro
Las mudanzas son el pañuelo que golpea al pueblo, disipando la ceniza del maíz con polvo, de una chaqueta
Bajan las alas de un burro moviendo la cola, como un
perro que tuerce el cuello, en un tiempo muy claro con
forma de puño, con una medalla para que llegaran los
amigos del trabajo
Por eso hemos barrido una piedra que ustedes llaman
oro por ejemplo, bajo el signo de la exquisitez, en una
nube de loros y payasos practicando
Porque este es un mundo sin muebles, en los ojos de
gallinas que pelean por un tallo de choclo o un paquete
de azúcar
Un desfile de espaldas y de arañas en ladrillos, de globos suspendidos sobre la granja, de pensamientos que
han perdido los detalles
Fruta de vaselina, sombrero de peón
Porque se ha ido tiñendo la mandíbula de las vacas, con
litros de choclo molido y cajas en los gimnasios
Con murciélagos que emergen entre paquetes de fruta,
a morder la ropa que desborda los baúles
Es tiempo de insignias militares en la grilla del campo,
en nudos verdes y vivos como una cruz ovalada
Y estos momentos han sido de alguna forma para toda
la vida, antes de algo que ocurrió en un estacionamiento donde golpean las manzanas, con ruido de
alas y ladridos, y chanchos atrapados en el alambre del
corral
Madera de choclo, un sombrero de peón, guantes para
subirse a la montura
Así crece un signo de enmienda que no es exacto, como
fruta de vaselina, como un juguete con pedales que
martilla sobre la sangre
Es la risa que estuvo entre nosotros un tiempo, cuando
perseguían entre todos al loro que se escapa