El poeta boliviano Homero Carvalho nos cuenta que está casado con la narrativa, escribe cuentos y novelas, pero que tiene una relación furtiva y pasional con la poesía, que es su amante. Por otro lado, Josefa Torre Melero, en Poesíasinvergüenza, nos encamina en la senda con su poesía a la hermana pobreza. En la Bitácora Ruculista nos preguntamos infructuosamente para quién escriben los poetas, ¿para sí mismos o para un lector? ¿Quién merece el destino de un poema?
Poesíasinvergüenza
Hermana Miseria
“Hermana Miseria
me haces extender mi mano
como mendicante.
Tú, hermana,
me haces ser mendiga,
mendiga
en la desnudez de mi desierto.
En esta tierra infértil
gozosa
de indigencia,
nace un único gesto,
mi mano mendiga.
Con ella palpo
mi sed del Hambriento,
mi hambre del Sediento.
Ninguna acción, ningún don, ninguna virtud se asemejan a
aceptar Tu descenso,
extiendo mi mano,
mendigo Tu Cuerpo.
Mi palma mendicante
se hace fecunda,
mi vacío se llena de Gracia,
todo mi cuerpo Te contempla.
¡Que fascinante es el
misterio de tu pobreza!
Solo en ese escenario desnudo
de amarillo silencio,
desciende la Gracia,
Gracia que te vuelve sagrada hermana mía.
Alabada Miseria,
como resplandece tu rostro
cuando lo vas a buscar,
a la altura de la cruz,
para que descienda
a la árida tierra de mi pobreza.”
Josefa Torre Melero – Chile