Karla Armas
Quito 1978
Licenciada en Comunicación Organizacional. Publicó el poemario Pez amapola (2019). Ha colaborado con diversas revistas en la redacción de artículos. Cocreadora de la Editorial Turbina.
El Pandre nuestro
frente al espejo vacío
vientre del cuchillo donde admira la destreza humana
corta la carne
siente el tajo natural de la historia
que inunda
la habitación con caballos de mar
silueta en las paredes
que cambia el frío
por canticos de pequeñas criaturas
Pandre nuestro de cada día
Ave Jacinta
Eva danos a Adán
Petricor
retira tu osamenta delante de mí
calcina tus antiguas visiones en el cáliz sagrado
bebe de la sangre del pacto hecho en el comienzo de los tiempos
responde al escalofrío que trae el trueno
¿sientes los caballos galopar en tus venas?
El eco del gong resuena
no hay retorno para quien ha sido
escogido
el dios que besa el suelo que pisas te llama
ven
ven que soy todos y soy tú
yo que conocí el misterio del tiempo
ya detuve a Chernóbil antes de tu santuario
te llamo
ven, aún hay tiempo
recorre el silencio
mójate de mí reclama tu cielo
no dejes que pase la musa que lleguen las bombas que se acerque el fin
¡Bum!
Corpóreo
el ojo del roble
que guarda la savia amansada
mira al niño perdido
para consolarle
osadía que alborota
la savia se torna roja,
cuando el niño la mira
abre su mano
y con la punta del dedo la conquista
cambia el llanto por sorpresa
se encrespa
no ve la sombra del padre
rodeando a la madre para martirizarle por la perdida
no ve el espejo en las alas de la libélula
el niño
solo
se aburre
mientras el viento le peina