Javier Bello

Concepción, 1972

Autor de los poemarios Perro de Circo (1979), Cámara oscura (1985), Treinta poemas para leer antes del próximo jueves (2007), Ciudadano discontinuado (2013), Bitácora y otras cuestiones (2014), Fragmentos de un cuaderno con vista al mar (2015), La Pasión según Dick Tracy (2017) o Poemas de Autoayuda (2020). En prosa, ha publicado Ascensores porteños (1997), Crónicas suecas (2014), Café Cinema/ Historia personal de la poesía porteña (2016) y Poetas y fabuladores (2018).

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Quiénes son estas personas

Quiénes son estas personas,
alimento de quién, ojos en trance,
carne acostumbrada a vestiduras negras.
Suya es la falsedad, ropajes y caballos
se desfondan en la encarnación del jardín,
roen los dedos de la noche y le hablan, le hablan,
luz donde acuñar monedas.

Poco es lo que hay, apenas un murmullo
entre los que visitan al Oro en la casa de los vientos
y rezan con un vaso en la mano,
un vaso con un ojo que se ríe del fin.

Cae la red sobre el ojo en tinieblas
y los rostros que resisten la luz, no la revelan.
Atrapados los que están atrapados
en las ruinas abren la boca para pedir silencio.


El poema navegable sobre la luz del oro
lianas de ardiente catedral, glande que irradia en los mosaicos
juventud que se echa a morir en el follaje de un naranjo cortado

redes entre las piernas de la tripulación y algas
entre los dedos de los pies, la luz cuando pernocta
junto a la comisura no hace preguntas
a medio quemar la cáscara se esfuma

temblor en el fruto de lluvia, en el cuerpo que gruñe
al oído de un fusil enterrado, orina
ante sí mismo un espejo, mira la conmoción
un lenguaje de vidrio

semillas resplandecientes alrededor del cuello, cerrojos que hablan
fuerte antes del amanecer, en voz alta se trizan
a la hora en que la luz pasea por la cuerda
con los labios atados

oh gruñe, sol, gorgojo
poema sin luz sobre la luz del oro


Sol de palabras menores y mayores
ruido de fondo ante la mortalidad de los álamos
la niebla nos devora con su hospital tardío
con su boca pintada donde perros y trenes vagan sin sentido
las hogueras no mienten, el lenguaraz murmullo
del día que se estira para seguir hablando
la enfermedad pasea con patas afiladas
saliva por los parques, animal influyente
con los brazos abiertos, como un herido a bala
reconoce la espesa cerradura, bajo la cruz el filo
que mide la altitud del día con su muerte
el espécimen blanco en la torre de escombros
ejercicio vacío, roedor del espejo

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