Begoña Ugalde
Santiago, 1984
Estudió Literatura Hispánica en la Universidad de Chile y Máster en Creación Literaria en la UPF de Barcelona. He publicado los poemarios El cielo de los animales (2010, Calle Passy), La virgen de las Antenas (2011 Cuneta), Lunares (2016 Pez Espiral), Poemas sobre mi normalidad (2018 Ril ediciones), La Fiesta Vacía (Tege Libros), Zahorí (2020, LoMÓN) Y los conjuntos de cuentos Es lo que hay (2021, Alfaguara) y Economía de Guerra (Pez espiral 2023) Además, es autora de numerosas obras teatrales, entre las que destacan Fuegos artificiales, Temporada baja, Yo nunca nunca, Lengua materna, Cadena de frío y Toma (publicada por Ediciones del CNCA). Su trabajo de escritora se ha complementado con la docencia y la organización de encuentros y Festivales de poesía.
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Entrenamientos
Durante mi educación básica
fui cada tarde a la piscina olímpica
decía que quería ser nadadora
pero en realidad quería ser un pez.
Para entrar en calor daba brazadas con fuerza
al cansarme descendía hasta el fondo
miraba los cuerpos atléticos de mis compañeros
que avanzaban de manera sincronizada por la pista
como bailarines de danza contemporánea.
Me gustaba pensar que nuestro sudor se mezclaba
o que éramos un solo animal marino
intentando sobrevivir al mal tiempo.
Los minutos se dilataban como mis poros en el agua
hasta que el entrenador tomaba su cronómetro
cada segundo se volvía tan importante
yo no superaba nunca mi marca personal.
Empecé a aburrirme de los entrenamientos
me interesé por las criaturas terrestres
que bailan eufóricas hasta el amanecer.
No me importó perder todas las competencias
el aburrido juego de la velocidad
ni el deseo infantil de ser un animal mudo
indiferente a lo que pasa en la superficie.
ROPA SECA
Salgo a recoger la ropa que ha estado al sol
y oigo que la hija de mi vecina modula
palabras que inventa en el momento
se deleita con los sonidos que salen de su boca
las vocales se estiran como queso derretido
aparecen sílabas nuevas, el abecedario
es para ella un rompecabezas incompleto
porque la niña no ha olvidado toda esa música
que aún circula por el aire que respiramos
y en cambio yo no sé qué hacer con tanto silencio
me quedo parada en la mitad del patio
sujeto un cerro de ropa en mis brazos
como si se tratara de una mascota herida
e intento poner atención al eco de la montaña
que se hace uno junto al canto de la niña
y el viento que anuncia otra lluvia ácida
y el aleteo de los pájaros que vuelan haciendo círculos
para refugiarse en el incendio del atardecer.
De “Poemas sobre mi normalidad”
Pool practice
In my grade school years
i went each afternoon to the Olympic pool
said i wanted to be a swimmer
but the truth is i wanted to be a fish.
I swung my arms vigorously in warm up
got tired, drifted to the bottom
gazed at the lithle bodies of my classmates
moving synchronized down the lanes
like performers in a contemporary dance.
I liked to believe our sweat mixed together
or that we all made once singular marine animal
trying to ride out bad weather.
The minutes expanded like my pores in the wáter
till the coach took up her stopwatch
each second significant
I never beat my personal best.
These pool practices began to bore me
I was more interesed in those terrestrial creatures
Who dance euphorically toward the dawn.
I didn`t care about failing
These dreary games of speed
nor the childish to be a mute animal
indifferent to what happens on the surface.
Traducción: Tom Benjamin
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